Este curso  cuestiona la visión tradicional de la traducción como un simple traspaso lingüístico y destaca su dimensión ideológica y política. Afirma que la traducción no es un acto neutral, sino un espacio de confrontación entre centros de poder. Analizar las traducciones de orientalistas y arabistas requiere considerar el contexto histórico, colonial y poscolonial, así como las intenciones detrás de dichas traducciones.

El curso señala que la traducción puede contribuir a la creación de estereotipos y representaciones negativas de una cultura. Se identifican distintas formas de intervención ideológica por parte del traductor, como la selección, omisión, modificación del contenido y manipulación del texto en niveles léxicos, discursivos y culturales, todo con el fin de servir los intereses del traductor o de la entidad que encarga la traducción.